Solicitaba entonces
la presencia de un amante
y no tanto por la cuestión del 
sexo prohibido
que sabe a gloria siendo el infierno
sino por el asunto
de la poesía
de los atardeceres robados
de caminar descalzos
de compartir espacios vedados para los otros
por el asunto de mirarse a hurtadillas
del claroscuro de los besos
de la posibilidad de volvernos eternos
un amante parecía entonces
el pretexto perfecto...
..................................Y lo sigue siendo.



EL FIN DE LOS TIEMPOS: Adán y Eva. Primeras reflexiones sobre la pareja (...

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